El acceso desigual al pleno goce del derecho a salud marca la diferencia entre la vida y la muerte para migrantes y sus descendientes que residen en República Dominicana. La pandemia de COVID-19 visibilizó cómo migrantes han sufrido una serie de condiciones adversas que han limitado sus posibilidades de hacer la cuarentena, acceder a protección social y vacunarse en pie de igualdad con la población nativa.
Las mujeres dominicanas de ascendencia haitiana y los dominico-haitianos apátridas son los más afectados por la injusticia de género y la falta de atención de salud reproductiva en la República Dominicana. Según un artículo de Rewire News Group, las mujeres haitianas representan seis de cada diez mujeres embarazadas que visitan una clínica de atención primaria en la provincia de Azua.
Como parte de la implementación del Proyecto MigraSalud, la Asociación Scalabriniana al Servicio de la Movilidad Humana (ASCALA), el Centro de Desarrollo Sostenible (CEDESO), y el Movimiento de Mujeres Domínico-Haitianas (MUDHA) han realizado varios talleres en distintas comunidades repartidas en las provincias de Bahoruco, San Pedro de Macorís, y el Gran Santo Domingo, con la finalidad de presentar a la población meta los principales lineamientos del proyecto. Recordamos que esta iniciativa busca aportar a un Estado de Derecho y el cumplimiento de los derechos humanos en República Dominicana (RD) al incrementar la inclusión en el sistema de salud dominicana de personas en situación de vulnerabilidad, migrantes y sus familiares con arraigo en RD.